jueves, febrero 03, 2005

Elogio de la lectura.

Descubren una edición “príncipe” de El Quijote en Alhama (Murcia).

En un colegio público se instó a que alumnos y profesores aportaran los ejemplares del Quijote que cada cual tuviera en casa. Un alumno dijo: "En casa tenemos un Quijote, pero no se puede ni leer". El profesor Calero le invitó a llevarlo al instituto para verlo igualmente.
"Confieso que durante el último mes he pasado noches en vela y días algo turbios", señaló el profesor Calero Heras cuando lo mostró el libro a los alumnos. A medida que el profesor estuvo haciendo indagaciones y comprobaciones acerca de las características de esa primera edición del Quijote, más nervioso se ponía al percibir la importancia del volumen.
Para el profesor Calero no cabe ninguna duda de que el libro es el auténtico, la primera edición del Quijote del año 1605, ya que "tiene todas las características". En la primera edición se cree que se editaron unos 500 ejemplares que pronto se agotaron. A los tres meses se editó la segunda edición.
Al parecer, el volumen hallado en Alhama pertenece a la primera edición y es un libro muy cotizado. El último ejemplar de esta edición príncipe del que se tiene noticia se subastó en Nueva York en 1997, y por él pagó un coleccionista particular una cifra próxima a los 200 millones de pesetas. También se sabe que existe un ejemplar igual en Londres y otro en Suiza...
El libro descubierto en Alhama tal vez superaría ese precio en una subasta, porque en estos momentos se conmemora el IV Centenario de su publicación. Castilla-La Mancha, por ejemplo, no tiene ningún ejemplar, y es que en todo el mundo sólo existen 18 ejemplares.
Por si fuera poco, esta familia tiene en su poder también la segunda parte del Quijote, y se cree que el ejemplar puede pertenecer también a la primera edición de la segunda parte, impresa en 1615.
De la familia propietaria, nada se sabe. Según las averiguaciones del profesor sobre el origen del libro, sus propietarios recuerdan que la abuela contaba que los libros vinieron de Cuba, cuando el bisabuelo regresó de la guerra en 1898. Afortunadamente los libros han ido pasando de generación en generación, sin ser destruidos como un trasto viejo o "un Quijote que no se puede ni leer".
http://www.laopiniondemurcia.es/

Loor al leer.
“… yo me atrevo a sostener que algunos habitamos la tierra como lectores y que todo el resto de lo que hacemos –incluida la poesía, en su caso- es una consecuencia de haber leído o un pretexto para seguir leyendo”.
Fernando Savater. Loor al leer (p. 32). Edición especial Crisol, 1998.

Cosmopolitismo doméstico.
“La biblioteca pertenece a la intimidad de los hogares, pero representa también el espacio de la universalidad, siendo el más directo antecedente del actual cosmopolitismo doméstico”.
Ignacio Echeverría (1995). Cosmopolitas domésticos (p. 41). Anagrama.

Leer en el s. XXI.
"Internet es el principal enemigo del libro y la lectura, a pesar de su apariencia de estar hecho para leer y escribir". El profesor Simone sostiene que el s. XXI marca el inicio de una tercera fase en la historia del conocimiento que estará dominada por la cultura audiovisual. Los cuatro cambios que han traído la disolución de un paradigma de cultura, de información y educación, son: el cambio en la jerarquía de los sentidos (ahora la visión natural prevalece sobre la alfabética), ha aumentado el valor de la imagen (y con ella la supremacía de lo menos estructurado sobre lo más estructurado), ha cambiado la naturaleza de la escritura y la tipología de los textos (que son ilimitadamente modificables) y ha originado una nueva forma de elaborar la información (una forma no proposicional, que ha perdido los rasgos tradicionales de ser analítica, estructurada, contextualizada y referencial, para convertirse en una masa indiferenciada donde todo está en todo que desprecia el análisis y la experiencia").
(Raffaele Simone es profesor de Lingüística en la Universidad de Roma, autor de La Tercera Fase, formas de saber qué estamos perdiendo. Taurus). (El Pais (14-02-01).


Quijote 2005
“En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio”.
I-Cap. 1